tres días la pareja de mirlos
y sus dos bebés han okupado nuestro jardín
hemos
cerrado puertas y ventanas
trabado
la puerta gatera
y
ellos han alimentado sin pausa a sus pichones
-sin
plumas en las colas y con caras de viejos-
esta
mañana, una mañana radiante de primavera
no
hemos encontrado rastros de la familia y recuperamos el jardín
el
gato lleva una hora buscándolos entre plantas y tiestos
sin
poder creer que hayan desaparecido
privándolo de sus placeres de cazador
y
envidia sin palabras
el
arte de volar.