21 de septiembre
en Buenos
Aires, Santa Fe y Riobamba, empieza la primavera
mientras
el otoño cae sobre mi jardín
Cosas
buenas de Buenos Aires:
que los
hombres que te cruzás por la calle te miren a los ojos
La exquisita cortesía del mozo (camarero) porteño
que se acerca a servirme el café y me dice:
-Que linda rosa. (Refiriéndose a la rosa de tela que
llevo en la solapa)
Y lo dice mirándome a los ojos.
Las voces. A cada momento me giro a mirarlos, porque
me parece reconocerlos.
El olor de las lavanderías de Buenos Aires.
En los kioscos de diarios de Buenos Aires, revistas
de psicología y libros baratos de Foucault.
Bar La Academia
una pareja madura en la mesa de la ventana
él no habla ni una palabra de inglés, ella unas
pocas de castellano
aún así hablan, se entienden, se tocan
en gran medida gracias a la expresividad y la
afectividad del porteño
que tiene encima más de cincuenta años de seductor
profesional.