viernes, 24 de marzo de 2017

Mujer y bebé, solos en la casa. El bebé duerme y la madre escribe en un cuaderno. Por temor a despertarlo no enciende las luces, va dejando que la penumbra llene la habitación y que la última luz del día se refleje en las ventanas. Quizás la placidez y las promesas de futuro en la respiración del bebé dormido, y el amor que siente en ella la llevan a pensar en ese apego primero, absoluto, el más fuerte. Es la vida que va haciendo su trabajo. Y con la oscuridad que invade la escena, piensa en el camino inverso, el de la vejez. En el desapego de los otros, de la vida, incluso de los otros cercanos, al final hasta de los hijos. Es la muerte que va haciendo su trabajo.